El Viejo Pisando Fuerte

El Viejo Pisando Fuerte

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Cuento de Suecia.

Hay una montaña no lejos de Fylkestad en el condado de Villand, y en esa montaña solía haber un gigante llamado Stompegubben. Un día sucedió que un pastorcillo había subido al monte con sus cabras. El gigante los escuchó traquetear allá arriba y salió corriendo, enojado como una abeja.

“Si no te vas de inmediato, te aplastaré como aplasto esta piedra”, rugió el gigante, agarrando un bloque de pedernal. Luego apretó la piedra en su mano hasta que se convirtió en grava.
“Sí, probablemente siempre seas fuerte”, dijo el pastor, “pero sigo pensando que puedo vencerte si quieres pelear”. Así que tomó una flecha afilada con púas, la ató a su arco y la disparó directamente al vientre del gigante.
“¡Ay! ¿Qué fue ese algo?" se preguntó el gigante, tratando de sacar la flecha.
“Fue una palabra de regaño”, respondió el niño.
“¿Por qué tiene plumas?” preguntó el gigante.
“Para que vuele mejor”, respondió el niño.
“¿Y por qué está atascado?" preguntó el gigante de nuevo.
“Porque ha echado raíces en tu cuerpo”, respondió el niño.
“¿Tienes varias malas palabras?" se preguntó el gigante.
“¡Cualquier número! Aquí tienes otro”, respondió el niño, disparando otra flecha al gigante.
“¡Ay!" gritó Old Man Stomp. “¿No estás lo suficientemente enojado como para que empecemos a pelear en serio?"
“No, todavía no has tenido suficiente de regaños”, dijo el niño, poniendo otra flecha en la cuerda del arco.
“¡Mantén tus cabras donde quieras! Si no puedo lidiar con tus regaños, ¿cómo puedo lidiar con tus golpes? Aulló Old Stomp y corrió hacia la montaña.

Así ganó el pastor la batalla, porque supo resolver una pelea con astucia en vez de con los puños.

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